A tan sólo una semana de haber sentido una conexión tan fuerte e inesperada, llega a visitarme a la ciudad y viviendo con él uno de los mejores sábados de mi vida, comprobar por ese momento, que era real, que no era producto de la imaginación que había una posibilidad de que en realidad funcionara. Cosas comunes como recorrer la plaza, ir a una librería (lugar de perdición para ambos), comer la tradicional comida china, sufrir de estrés en el cine por una película que originalmente veríamos en México, ir a un bar, visitar a una amiga, para terminar ese día tan feliz y despertar a la triste realidad al día siguiente, de que todo había terminado y de que ese día tan maravilloso, que me había hecho tan feliz solamente quedaría grabado en mis recuerdos y a través de estas fotografías. Ha pasado tiempo, no mucho, tan sólo unos días, pero sigue doliendo como ese domingo o incluso más. El silencio sigue siendo el protagonista y sigue dejando un vacío y un dolor tan intenso que en ocasiones me pregunto cuánto tiempo me va a llevar dejar de sentirlo. Me convenzo a mi misma, que la vida sigue, que me enfoque en otras cosas, que esto pasará y que sucedió de esta manera, porque así debía de ser, por una extraña razón que aún no logro comprender. Tal como dice en su libro: "Todo tiene su propósito, nada sucede por coincidencia". Y a pesar de ello, no logro comprender cuál fue el propósito de esto. Espero con el paso del tiempo sentirme completa de nuevo, sentir que esto es solamente una historia del pasado y comprender porqué sucedió así.
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